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Santa Fe y su Constitución: ¿reformar o cumplir?

Santa Fe y su Constitución: ¿reformar o cumplir?

En medio de una convocatoria oficial para modificar la Carta Magna provincial, el Lic. Carlos A. Robledo advierte que más que una reforma, lo que Santa Fe necesita es voluntad política para aplicar lo ya escrito. Entre propuestas polémicas y sospechas de intereses sectoriales, el debate constitucional se instala en una coyuntura marcada por la desconfianza y la falta de ética republicana.

Reforma constitucional de Santa Fe – OPINIONES

Pensar la Constitución Santafesina.

Lic. Carlos A. Robledo

A nuestra constitución le pasa como a los 10 Mandamientos, todos los elogian, pero muy pocos son los que se disponen a vivirlos.

A esa falta de ética republicana, hoy se le suma una gran ignorancia tanto de los mandamientos como de la ley fundamental para los santafesinos.

Planteadas, así las cosas, no tiene ningún sentido pretender reformar la ley constitucional de la provincia, lo que Santa Fe requiere es una decisión política para aplicar lo ya escrito. Sin embargo, el gobernador Pullaro ha convocado, previo paso electoral para elegir constituyentes, a una Convención Reformadora, que se instalará en la ciudad de Santa Fe, con la posibilidad que las comisiones también sesionen en Rosario a partir del 14 de julio y por 40 días.

Entre las diversas propuestas en danza, está la reelección por un nuevo período consecutivo del gobernador -hasta ahora algo vedado- y una serie de pautas básicas para el ordenamiento jurídico de la provincia. En ese sentido, la organización unicameral es una flecha que cruza el aire santafesino, inspirado el cambio en diversos argumentos, entre otros: la reducción del gasto público al eliminar el Senado, agilizar así también las leyes, y desterrar la casta política, en el caso de algunos senadores departamentales, que llevan 20 años en el cargo y con el manejo discrecional de una abultada caja, léase compra de voluntades, campañas políticas y de las otras. Habría que pensar si no es mejor, eliminar la Cámara de Diputados, y reformar el sistema electoral de senadores, para que sigan representados -¿proporcionalmente?- los 19 departamentos de la provincia.

Otras tres ideas se han planteado en el texto base a discutir: “incorporar la figura de un ministro coordinador” algo así como un jefe de gabinete con rango ministerial, es decir, más gasto burocrático; detrás del nuevo ministro vendrán el vice ministro, las secretarías, las subsecretarías, personal administrativo pasado a planta permanente, algo de nunca acabar.

También se pretende reconocer a los pueblos originarios, algo que ya está en la Constitución Nacional desde 1994. Muchos sospechan, con fundamento, que la intención es entregar tierras fiscales a grupos “autopercibidos mocovíes”, entre otros propósitos.

Finalmente, otra idea en danza es la del “fuero sindical”, que volvería intangibles a los sindicalistas provinciales, cuando Santa Fe viene sufriendo la imposibilidad de quitar los fueros a algunos legisladores, para que sean investigados por sus vínculos con el narcotráfico.

Para valorar la pretendida reforma constitucional en Santa Fe, la historia reciente, nos recuerda que Maximiliano Pullaro fue ministro de seguridad de Miguel Ángel Lifschitz, tercer gobernador socialista de la provincia. El socialismo santafesino arrastra una oscura relación con los jefes del narcotráfico como aportantes de sus campañas electorales, pero hay algo que nunca ocultaron, su escala de valores con respecto a utilizar el sistema educativo provincial con propósitos de manipulación ideológica tanto a alumnos como docentes.

En conclusión, pienso que Santa Fe no necesita en este tiempo político, reformar su Constitución. Existen vasos comunicantes entre los diversos actores institucionales, que no apuntan al Bien Común de los santafesinos, si más bien, a satisfacer intereses particulares de ambición, fueros y otros entuertos.

La Constitución de la Provincia de Santa Fe, data de 1962, cuando fue gobernador Carlos Sylvestre Begnis. Es necesario para el bien de los santafesinos y del federalismo argentino, ponerla en vigencia en su totalidad, espacialmente su artículo 3, art 7, art 21, art 28 y, el régimen municipal, desde el art 106 al 108.

Podrían hacerse enmiendas, como las referentes al régimen municipal, para darle la autonomía y la autarquía que le corresponde. Con todo, para quienes conocemos la calidad de la dirigencia política actual y, como se van tejiendo alianzas, lo mejor para el pueblo de la otrora “Provincia invencible de Santa Fe”, es esperar aires de una genuina renovación política. El socialismo gobierna Rosario desde hace 30 años y la provincia durante 12 años. Por su parte, el peronismo postula a un comunista -impulsado por la ex presidente y Podemos de España-  para ser el próximo intendente de Rosario.

La ley fundamental de la Provincia es demasiado importante, para ser cambiada en esta coyuntura política.

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