¿Es actual hablar de fomentismo?

¿Es actual hablar de fomentismo?

Sin duda alguna el fomentismo constituye un factor decisivo en la reviltalización municipal.

Quien no ve esto, no considera las esenciales virtudes de las entidades vecinales, instituciones que por su naturaleza, sus funciones y sus fines, están llamadas a participar activamente del desarrollo integral de la comuna.

El fomentismo responde a las entidades base que, a su vez, se relacionan íntimamente a las necesidades más elementales del hombre, pero del hombre en familia. No surge por generación espontánea sino por virtud de una legítima asociación de familias con intereses que corresponden con su digna subsistencia y convivencia.

En todo municipio donde se advierta una particular y muy fructífera experiencia comunitaria, siempre se observará como basamento de la misma un fomentismo realmente comprometido con los destinos de su comunidad. En todo municipio donde se realizan obras de envergadura, entendido esto último dentro de la perspectiva del bien común, existe un fomentismo que participa tanto de la iniciativa como de la ejecución de las mismas. En suma, en todo municipio donde se evidencia un pujante dinamismo institucional, aparece el fomentismo como motor del mismo. Por el contrario, en toda comuna donde se palpa una descentralización desmesurada; una inercia que reemplaza a una sana y orgánica actividad vecinal; un total desarraigo y una creciente indiferencia por las virtudes tradicionales de la localidad; allí donde se observe todo esto, seguramente también se advertirá la falta de un sano fomentismo, o una acción oficial que no considera los enormes beneficios de la acción fomentista respecto del desarrollo comunitario.

Es que no puede desligarse de una eficaz y coherente política municipal al sano fomentismo, por cuanto al responder éste a los intereses de las familias en sociedad, contribuirá siempre con su accionar al logro del bien común municipal.

Definir a la comuna o municipio desestimando sus entidades base, de las que el fomentismo representa las de mayor arraigo vecinal, implica un desconocimiento sobre la constitución orgánica de nuestra sociedad. Pretender administrar, en su globalidad, a un municipio sin dar el debido concurso al vecinalismo, es como construir castillo en la arena. Pues la base y el éxito de la política comunal se hallan directamente vinculados a una jerarquizada acción comunitaria, la que nunca será real sin la presencia activa del fomentismo tradicional. Quien no sirve a la comunidad, se sirve a sí mismo. Y, para servirla, se debe trabajar con las instituciones que la representan naturalmente a través de sus más genuinas expresiones.

No puede aceptarse, por tanto, que en la designación de las autoridades municipales no pesen los argumentos que venimos esgrimiendo: todo intendente, todo comisionado municipal o todo presidente de comisión comunal debe tener perfectamente en claro la importancia del fomentismo y la necesidad de su consideración en toda política comunal. Y todo cuanto podamos decir en su favor es poco, ante la contundencia de los hechos o logros que le son propios y que han demostrado, y demuestran, su absoluta vigencia. Baste considerar que el fomentismo ha operado a través de sus instituciones una particular y benéfica labor, participando con inusual idoneidad en estudios presupuestarios, en planificaciones de pavimentación y construcciones edilicias; en la elaboración de proyectos de radicación de empresas o mejoramiento de la moralidad  y/o sanidad pública; en la elevación cultural del vecindario, etc.

Asimismo debemos recordar la decisiva importancia y el destacado papel del fomentismo como expresión vecinalista en los Consejos de la Comunidad, durante la fugaz pero fructífera vigencia de tales instituciones.

Otro aspecto que debemos destacar es que el fomentismo no responde –ni debe responder– a ninguna ideología, por cuanto precisamente se asienta en la realidad de la sociedad municipal participando de su misma esencia. No se ajusta a pseudos principios fabricados por una mentalidad deseosa de originalidad… sino “a los principios que emanan de la naturaleza de las cosas tal cual han sido creadas”: del orden natural.

Un gobierno o una política no puede desarrollarse sobre abstracciones, por el contrario, la actividad que suponen se debe fundamentar en realidades concretas. El fomentismo es una realidad tal, y por tanto, toda política municipal debe considerarlo prioritariamente en su búsqueda del bien comunitario. La omisión de este principio o su total ignorancia, explican el porqué de tantas situaciones anómalas que perjudican a nuestros municipios. Así como es imposible definir al municipio sin pensar en las entidades que lo constituyen natural y orgánicamente, tampoco puede gobernárselo ni admistrárselo marginándolas de esa misma acción de gobierno y administración.

Concluimos sugiriendo nuevamente a las autoridades correspondientes, la importancia de considerar las particulares virtudes del fomentismo, toda vez que se quiera realmente contribuir a la necesaria revitalización municipal.

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