Las ciudades retoman el protagonismo perdido
por Enzo S. Paoletta *
El CIMA (Centro de Investigaciones Municipales Aplicadas) comenzó a gestarse hace exactamente 20 años, a través de una serie de cursos de capacitación que se dictaron en diversos municipios del país. Entre las principales razones que llevaron a su creación, está la percepción de la gran brecha existente entre los conocimientos en la esfera académica y la aplicación de los mismos en la realidad cotidiana municipal argentina. En ese contexto, se pensó en la puesta en marcha de un centro de investigaciones que, desde lo académico, pudiera acercar la teoría y las experiencias a empleados y funcionarios municipales que estuvieran cotidianamente relacionados con la gestión municipal, con el propósito de contribuir al cierre de esa brecha.
Fue iniciando ese camino que el CIMA asumió como misión “ser un reconocido centro de investigaciones municipales, dedicado al desarrollo y perfeccionamiento de la gestión municipal en todo el país, contribuyendo al mejoramiento de las acciones y prácticas de la administración pública local, a través de la investigación, capacitación y asistencia directa a los municipios”.
Buscando poder alcanzar esta difícil misión, desde su creación orientamos nuestras iniciativas a estas tres grandes áreas de acción de apoyo a la elevación de las capacidades de lo público-político, desarrollando gran parte de las actividades en conjunto con otras instituciones académicas. Entre ellas se destacan la Fundación Konrad Adenauer, el ex Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica Argentina y el Instituto de Ciencia y Técnica Legislativa.
En estos 20 años han sido numerosos los cursos, las capacitaciones, las investigaciones y las actividades de asistencia directa que se han desarrollado, ya sea sólo desde el CIMA, a través de la combinación de esfuerzos y recursos con otras instituciones interesadas en la temática municipal.
El tiempo de las ciudades
Las ciudades son, para quienes integramos CIMA, una fuente de inspiración para la resolución de los conflictos humanos. Coincidimos en que son los municipios los que pueden generar gran parte de esas soluciones, desde la innovación, la creatividad, y el interés genuino de las comunidades locales y sus clases dirigentes para desarrollarse.
Insistimos, en distintos ámbitos, en la necesidad de recapacitar sobre el papel trascendente de las ciudades. Y podemos fundamentar esto en que los ciclos históricos de la humanidad, por lo menos de los últimos dos mil años, parecen dividirse en etapas que responden a un patrón de evolución: se pasa de las ciudades a los principados o repúblicas, y luego a las federaciones o los imperios. En ese proceso de expansión, las ciudades suelen conservar la primacía en el impulso de los proyectos estatales y, ante el ocaso de los estados, fueron y son la única esperanza de preservar una nación en medio de un proceso de desintegración. Ahí es donde retorna a ellas la legitimidad de origen que las convierte en elementos imprescindibles para la naturaleza humana. Así lo plantea el mismo Aristóteles, para quien es en la ciudad, y gracias a la ciudad, que el hombre se complementa como tal.
Y si ponemos la mirada en nuestro país, la realidad no dista mucho de lo mencionado anteriormente. Nuestras ciudades, en sus orígenes, eran las que marcaban el pulso en el territorio a través de los cabildos, tanto en la vida virreinal como en los primeros años de la emancipación. Sin embargo, nunca han vuelto a ser consideradas con la potencialidad que tenían en esa época: la evolución estatal y la organización nacional les fueron quitando protagonismo, al mismo tiempo que las clases dirigentes de la nación y las provincias, luego de una etapa organizativa de relativo apogeo, fueron quedándose rezagadas, mostrando serias dificultades para un liderazgo eficiente.
Hoy, en un contexto de pocas certezas, y muchas incertidumbres, se hace muy necesario que sean los gobiernos locales los que pasen a tener nuevamente la “iniciativa de crear”, de buscar y aplicar soluciones y respuestas.
No es casualidad, si analizamos lo que viene sucediendo a nivel territorial, que gran parte de las soluciones actuales a las problemáticas urbanas emergen del potencial de las ciudades. Aquí es donde surge lo que denominamos “reserva moral”, esa que se conserva en las comunidades locales, sus gobiernos, sus clases dirigentes, sus organizaciones del tercer sector, sus empresas, productores y emprendedores. Las ciudades argentinas, algunas más que otras, pueden ostentar esa dinámica y originalidad en el arte de gobernar, que nos dan una cuota – a veces la única – de optimismo para encarar el futuro.
Si buscamos hoy modelos exitosos, y políticas que den respuesta a los problemas y necesidades de los vecinos, debemos mirar hacia los municipios, esos núcleos comunitarios de ciudadanos y dirigentes que se cansaron de esperar y ser meros testigos de un desarrollo que no llega.
Hacía allí enfocamos nuestras energías, con investigación, capacitación y acompañamiento a los gobiernos locales. Es una tarea que parece infinita, pero se hace tangible cuando se vislumbra el poder de impacto que puede tener en el bienestar inmediato de las comunidades.
* Miembro fundador y presidente de CIMA