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Rol del Estado, Federalismo y Municipios

Rol del Estado, Federalismo y Municipios

Para superar la inflación estructural, es urgente transformar el rol del Estado, equilibrar el federalismo y empoderar a los municipios con autonomía real. El cambio de paradigma exige eficiencia, descentralización y desarrollo desde abajo.

Lic. Fernando Gliubich

El su reciente artículo de opinión “La inflación es un síntoma, el modelo de país es la enfermedad” (Infobae) de Mario Teijeiro señala que la inflación es solo un síntoma de una enfermedad estructural: un modelo de país disfuncional. En ese diagnóstico, el Estado tiene un papel central, tanto en la generación de los problemas como en la posibilidad de solucionarlos. El enfoque invita a repensar no solo la política económica, sino también la organización del Estado en sus distintos niveles: nacional, provincial y municipal.

 

El autor señala que uno de los síntomas del modelo fallido es la inflación persistente generada, en parte, por un Estado con excesivo gasto público, altos niveles de empleo estatal improductivo, y una gran cantidad de subsidios que no resuelven la pobreza sino que la perpetúan. El Estado que consume más recursos de los que genera, una alta dependencia de planes sociales y a su vez, una presión impositiva insostenible sobre el sector privado.

 

El autor propone un cambio de paradigma: un Estado que genere condiciones de inversión, formalización laboral y desarrollo productivo.

 

Esto implica reformas profundas:

  • Modernización del empleo público.
  • Reasignación de recursos hacia infraestructura, educación y salud.
  • Reducción de la informalidad laboral como objetivo central.

 

Aunque Argentina se define como una República federal, en la práctica existe un federalismo desequilibrado, donde la Nación concentra gran parte de los recursos y las provincias dependen de coparticipaciones y transferencias discrecionales.

 

Como consecuencia observamos tanto la pérdida de autonomía real de las provincias, inclusive a veces “rehenes” de los fondos nacionales, e incentivos perversos a la ineficiencia fiscal provincial.

 

Nos encontramos ante la necesidad de un nuevo pacto federal.

 

El modelo de país que se propone necesita un federalismo más equitativo, con Provincias responsables de su gasto y recaudación; menor discrecionalidad en la coparticipación y mayor transparencia y rendición de cuentas en el uso de fondos.

 

Los municipios suelen ser la primera línea de contacto con la ciudadanía, pero también los más débiles institucionalmente y con menor financiamiento. Están limitados para generar empleo genuino. brindar servicios de calidad y planificar el desarrollo territorial.

En un modelo más descentralizado y eficiente, los municipios deben ser fortalecidos con mayor autonomía fiscal y de gestión, incorporarlos a las estrategias de desarrollo productivo local y promover la profesionalización de sus estructuras.

 

Sin un cambio profundo del modelo de país no habrá solución estable a la inflación. Ese cambio estructural exige revisar el papel del Estado, no para eliminarlo, sino para transformarlo en un agente eficiente, descentralizado y al servicio del desarrollo. También implica reconstruir el federalismo, desde la Nación hacia las provincias y, especialmente, hacia los municipios, que son quienes pueden ejecutar con mayor eficacia políticas públicas reales, en contacto con la ciudadanía.

 

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