El tiempo de la Patria chica. Políticas de Estado en primera infancia desde lo municipal.

El tiempo de la Patria chica. Políticas de Estado en primera infancia desde lo municipal.

Por Bernardita Bordón*

La frase “La verdadera patria del hombre es la infancia” adjudicada al gran poeta austríaco Rainer María Rilke podríamos aplicarla a la importancia que tiene esta etapa de la vida para el desarrollo de una persona ya que la infancia es la raíz, el origen,  allí donde se sientan las bases y desde donde empieza un camino que deja huella para el resto de la vida. Podríamos pensarla también desde lo local: aquel lugar, la casa, la familia, el barrio, la comunidad, en definitiva la Patria chica.

Pensar y trabajar por las futuras generaciones parecería ser hoy en día un buen slogan político, casi una entelequia. Cuando se trabaja desde lo local y se toma la decisión de ponderar la primera infancia como política de Estado, este ideal se transforma en políticas públicas locales concretas que inciden directamente en mejorar la vida de las personas.

Llegar antes, cercanía, alcance, prevención y promoción son sólo algunas de las dimensiones del diseño, implementación y evaluación de las políticas púbicas desde un municipio. Decidir invertir (recursos, tiempo, profesionales, infraestructura etc.) en primera infancia no es tarea sencilla, primero porque se trata de intangibles y luego porque el impacto no es inmediato; se trata en términos reales de destinar parte del presupuesto municipal a un tema cuyos resultados no son palpables en el corto y mediano plazo, más bien  se trata de invertir en futuro sin que esto signifique beneficios electorales inmediatos.

Allá por el 2012, en el Municipio de San Miguel (Provincia de Buenos Aires) se realizó un estudio a niños de sala de 4 de un barrio vulnerable y a otro en mejor situación económica. Los resultados fueron contundentes. Mientras que los estudios oftalmológicos y de niño sano arrojaban resultados similares, los fonoaudiológicos demostraban que los niños de 4 años del barrio vulnerable podían comprender entre 100 y 180 palabras mientras que los del barrio en mejor situación entre 600 y  800. Los resultados fueron  significativos, había que hacer algo al respecto.

Los programas de calidad en primera infancia como políticas públicas son considerados de alto retorno. Así lo resalta James J. Heckman,  Premio Nobel de Economía y experto en economía del desarrollo humano. Se calcula que, por cada dólar invertido, la tasa de retorno puede multiplicarse entre 3 y 10 veces. Por ello no solamente en términos de capital social, sanitario sino que también económico, colocar la temática de la primera infancia en agenda y darle prioridad redunda en impactos concretos: menos niños con enfermedades provocadas por la prematurez, niños con mejor desempeño en la escuela, niños con menos enfermedades crónicas, niños y adolescentes con herramientas para desenvolverse en la sociedad etc.

Las intervenciones en primera infancia a través de programas específicos y de calidad que se implementan desde lo local contribuyen a disponer a la población objetivo a la equidad en el acceso a las oportunidades y además de hacer más efectivas esas intervenciones dado la alta tasa de retorno que poseen.

Todos tenemos la huella de los 1000 días, es ese tiempo desde la concepción hasta los dos años de vida (275 días del embarazo, 360 días del primer año de vida, 360 del segundo año de vida) en donde todo lo que se haga por el niño favorece a su desarrollo. El 80%  del cerebro se forma durante los primeros años de vida, por ello este tiempo es único y los controles prenatales/pediátricos, la vacunación, una buena nutrición acompañada del afecto, la estimulación temprana,  entre otros, hacen que esta etapa sea vital para nuestra vida, para el desempeño académico, nuestros vínculos sociales futuros, la inserción laboral, etcétera.

Desde el Municipio de San Miguel contamos con varios programas y dispositivos que están enfocados al cuidado y el fortalecimiento de esta etapa de la vida.

 El Camino de la Embarazada. Se trata de una estrategia territorial que busca a embarazadas que poseen escasos controles o ninguno. El  objetivo es garantizar que la mamá pueda realizarse los controles de salud en el tiempo que es acompañada.

Programas como El Camino de la Embarazada suponen un Estado activo, que sale al encuentro, que busca casa por casa en barrios de extrema vulnerabilidad embarazadas que no se estén realizando los controles e invita a realizarlos en cercanías de su casa. Muchas de las mujeres llegan con historias tristes y la falta de controles es sólo el resultado de otras problemáticas que es menester abordar. Con este dispositivo se logró reducir la mortalidad materno infantil y además la prematurez.Los partos prematuros, además de implicancias y secuelas en el niño, compromete parte importante de la partida presupuestaria durante extensos período de internación y atención neonatal. La malnutrición en embarazadas, la falta de contención y la ausencia de experiencias de cuidado amoroso  hacen que esta población sea considerada de extrema vulnerabilidad. 

Programa 1000 Días. Se trata de un programa de acompañamiento familiar de corte sanitario que trabaja con las familias, la madre y/o cuidador principal acerca de los controles pediátricos del niño. Los niños que ingresan al programa no tienen los controles de salud y generalmente la ausencia de controles evidencia otras vulneraciones de derechos de ese niño. Se trabaja con cada familia además de lo sanitario, el aspecto nutricional del niño, la posibilidad de retomar los estudios para las mamás, aprender un oficio, asistir a talleres de crianza amorosa, talleres de fortalecimiento familiar, etcétera. 

Tanto El Camino de la Embarazada como el Programa 1000 Días son valorados en cuanto al impacto cuantitativo de sus resultados como también en cuanto al cualitativo, donde la experiencia amorosa y cálida de acompañamiento marca la diferencia.

Proyecto de Vida. Se trata de un programa transversal  a todos los dispositivos antes mencionados en donde las mujeres asisten semanalmente a espacios donde reciben una hora  talleres de fortalecimiento de la autoestima, motivación y otra hora de taller de oficio. Aquí se fortalece y potencia cada mamá para poder trabajar su proyecto de vida personal y familiar. Los ecos de estas intervenciones son incontables.

Las políticas de estado municipal anteriores se lleva adelante junto con los Centros de Desarrollo Infanto-Familiar (CDIF), que son espacios de cuidados destinados a niños desde los 45 días a los 3 años en situación de extrema vulnerabilidad. Hoy contamos con 9 espacios y pronto finalizará la obra del décimo. En estos espacios se garantiza la nutrición (desayuno, colación y almuerzo, y turno tarde almuerzo colación y merienda) y junto con el equipo interdisciplinario (psicóloga, trabajadora social, psicomotricista etcétera) se realiza un trabajo personalizado y en conjunto con las familias. Ellas son parte fundamental de los CDFI. Cada CDIF es un lugar de pertenencia, es un lugar de referencia para la comunidad.  Espacios con colores, espacios confortables y pensados para brindar equitativamente el acceso a las oportunidades de los niños.

Pilares. Es el dispositivo  llevado adelante para papás que también quieren retomar estudios, aprender oficios y fortalecer su paternidad.

Proyecto 360. Es un programa destinado a las madres adolescentes que necesitan acompañamiento sobre todo en la crianza, en el proyecto de vida personal y para retomar estudios. Se trata de madres adolescentes que no cuentan con redes de contención y en contextos vulnerables existe la necesidad de contar con apoyos que orienten y fomenten los vínculos saludables, las pautas de alarma, el cuidado personal, etcétera.

Lo comunitario y lo local cobra un protagonismo insustituible en la promoción, prevención y el desarrollo de una sociedad, la familia como primera comunidad y como motor de desarrollo, el barrio como comunidad ampliada y la ciudad como ese espacio de pertenencia donde las personas puede desarrollar todo su potencial. 

Se trata de un trabajo artesanal porque es uno a uno y profesional al mismo tiempo, marcado por varios pilares que forman parte de este acompañamiento: acompañar  y escuchar,  escuchar sin juzgar y estar al servicio. La empatía es superada por la compasión, es ponerse en el lugar del otro, es estar al lado del otro acompañando incluso en esas instancia de dolor y tristeza. Esta es la base de un trabajo en equipo en donde el que acompaña y el que es acompañado trabajan a la par y juntos tienen un objetivo en común y a veces un único camino, salir adelante. 

Es un equipo con mirada trascendente que, con vocación diariamente trabaja en la calidad y calidez de sus intervenciones, elementos distintivos que se incorporan a las políticas públicas de infancia.

Llegar antes, requiere también en los tiempos que corren trabajar para prevenir las adicciones, invertir en primera infancia implica desplegar una batería de posibilidades donde cada vez seamos más los que luchamos contra el flagelo de la droga y esto se da desde la primera infancia fortaleciendo las familias, los niños, la comunidad, el barrio, etcétera.

Del asistencialismo a la autogestión. El alcance de las políticas públicas y la cercanía nos anima a trabajar en este sentido. Trabajar para salir del asistencialismo exclusivo y lograr que las familias en su proyecto de vida puedan trabajar en un proyecto familiar que implique la independencia, el fortalecimiento  de la familia a través del trabajo genuino que pueda potenciar todas sus habilidades.

Pensar en políticas públicas desde el Estado, desde el Estado minicipal colocando a la persona en el centro y con perspectiva de familia, uno a uno, promoviendo la verdadera libertad para su desarrollo y saber que no se está solo, que desde el Estado hay espacios donde se recibe la vida como viene y se sale en búsqueda de quienes no son vistos, los que quedan al margen.

En un país donde la pobreza es escandalosa, donde 6 de cada 10 niños es pobre, donde muchos de ellos  comen una vez al día, donde hay niños desnutridos…tomar la decisión de llevar adelante políticas públicas de primera  infancia requiere de audacia, valentía  y de una mirada de Estado más allá de las próximas elecciones. Al final del día, trabajar por un mejor presente para los más desfavorecidos y un mejor futuro para las generaciones venideras no resulta una entelequia cuando la vocación, la pasión y el servicio guían a una política pública destinada a reducir la pobreza e igualar el acceso a las oportunidades. La Patria es y debe ser la infancia porque, aplicando la frase de Rilke,  “la verdadera patria del hombre es la infancia”.

* Politóloga, Coordinadora académica de la Diplomatura en Primera Infancia UCA. Profesora y Directora del programa 1000 Días de la Coordinación de Primera Infancia de la Municipalidad de San Miguel (Provincia de Buenos Aires)

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