¿Saben de qué hablan los gobernadores cuando hablan de Federalismo?
por Guillermo Esteban María Torres, Abogado y Escribano
En un tejido político nacional de constantes idas y venidas –comúnmente mediáticas- entre los Gobernadores y el Poder Ejecutivo Nacional se han disparado algunos conceptos tales como “Federalismo” o “coparticipación” esgrimidos por los primeros como una respuesta inmediata al intempestivo corte de las transferencias discrecionales de la Nación a las Provincias.
Como la mayoría de las cuestiones a debatir en la política argentina salen a relucir cuando les tocan el bolsillo –sobre todo a aquellas instituciones partidarias clientelistas que mantienen su maquinaria a través de fondos que no tienen control alguno-, no queda más remedio que comenzar a discutir sobre ello en un contexto de hecatombe política, social y económica que no permite avanzar sobre puntos básicos para nuestra organización institucional.
Dicho esto, es necesario comprender de qué hablamos cuando hablamos de federalismo.
Es cierto que si queremos hablar de una república presidencialista federal, tal como marca nuestra realidad histórica, no podemos dejar de discutir respecto del fortalecimiento de dos instituciones que –bien entendidas- resultan la base de este sistema y el más importante contrapeso al hiperpresidencialismo que de hecho rige en nuestro país: el Senado y las Provincias.
Así las cosas, gran cantidad de gobernadores, afines y opositores al Gobierno actual han decidido tomar la lanza, esgrimiendo distintos argumentos a tales efectos.
Pero nos preguntamos ¿son verdaderos los reclamos? ¿Son sólidos los argumentos? ¿O es un grito al cielo para mantener esas maquinarias partidarias amorfas que abundan en nuestras provincias?
Suponiendo que los gobernadores –como también algunos diputados, senadores y algún que otro líder político- tienen buenas intenciones, vale realizar algunas aclaraciones respecto del federalismo.
Uno de los principales argumentos esgrimidos desde las Provincias, y el que más fuerte se ha sentido, sobre todo en los medios de comunicación, es uno que se puede resumir –un poco coloquialmente- de la siguiente forma: “esta provincia recauda mucho, y por tanto queremos que vuelva mucho”. A veces, la matemática es gran amiga de la justicia, sobre todo cuando hablamos de dinero. Pero la justicia aritmética no juega en este caso, por el simple hecho de que el federalismo se asientas sobre dos principios fundamentales: la subsidiariedad y la solidaridad.
Por ello, es necesario sentarse a discutir de manera responsable sobre el federalismo, aventando todo interés partidocrático y clientelar para darle lugar a los verdaderos intereses de las Provincias. Y para ello es necesario hombres que representen en todo tiempo y lugar dichos intereses.
Si bien es cierto que desde la reforma constitucional de 1994 –y de hecho desde tiempo antes– se ha transformado en un órgano que responde más bien a los partidos que a las provincias que representan, es necesario que senadores, gobernadores y todos los dirigentes provinciales, conjuntamente con el Gobierno nacional pongan sobre la mesa las cuestiones a debatir, y las discutan conforme el espíritu de nuestra organización histórica, y por las vías que marcan las instituciones, dejando atrás la informalidad y chabacanería que representan las discusiones a través de las redes sociales.-
Y si de cuestiones fiscales se trata, urge el tratamiento de una nueva Ley de Coparticipación Federal, que ponga luz sobre estas cuestiones, y fin a la perpetua situación de emergencia en la que se encuentra la Argentina en este apartado.
Coparticipación y no repetir Pactos Fiscales que funcionan como enormes contratos de consumo propuestos de la Nación a las Provincias, que se terminan discutiendo poco y nada y que finalmente son firmadas por la imperiosa necesidad de los Gobernadores por proveerse de fondos más o menos sustanciosos.
Porque si vamos a discutir de Federalismo, hagámoslo en serio.