Reforma del Estado para el bien común. Propuestas de primer grado
por Domingo R. Godoy [1]
Dado la circunstancia electoral, sin ánimo de inclinación partidaria, sosteniendo el bien común como meta y respetuosos que una reforma integral no es posible expresarla en breves páginas presentamos esta nota. Asimismo, en esta sintética entrega, hay mas inclinación al actuar burocrático estatal, la integralidad de la gestión, la visión amplia y gestionante del desarrollo esperamos acompañarla en una segunda pretensión. De ahí lo de primer grado.
¿Por qué reformar?
Hace unos 30 años se expandió una ola de reformas estatales a niveles internacionales. En su momento dimos nuestra propuesta[2], la que paradójicamente es aplicable hoy en nuestra Argentina. Lamentablemente, coinciden (en gran parte) las circunstancias anteriores con las actuales.
Los países desarrollados movilizaron sus estructuras y sus economías, así como los subdesarrollados, emergentes o periféricos…Pero los objetivos que se planteaban eran diferentes: Alemania, la integración nacional, post unificación Este-Oeste; Inglaterra y EE.UU., la eficiencia de sus presupuestos y de sus economías; Francia el progreso y democratización; Méjico, el pago de la deuda por adopción del Brady. Argentina, el ajuste del sector público como causa principal de inflación.
Esos cambios están motivados, en parte, por las necesidades de cumplir compromisos internacionales por endeudamiento. Pero existe la posibilidad de transformar el Estado beneficiando la Patria, teniendo en cuenta como objetivo el bien común.
En las orbitas basales del poder, los argumentos para transformar las jurisdicciones estatales, surgen: de la conveniencia de alcanzar eficacia administrativa por la cercania entre problema y solución; de la rapidez de decisiones en estructuras burocráticas menos complejas y del beneficio de reforzar pequeñas instituciones socio-económicas para mejorar sistemas democráticos y comunicación…particularizamos el bien común en este caso.
Conviene favorecer políticas de descentralización para el robustecimiento de entidades económicas, sociales, culturales, etc.. Pero ayer como hoy, en aras de la eficiencia, la competitividad, la globalización, se avasalla la plena vigencia de una vida federal. El FEDERALISMO debe revivirse y conquistarse diariamente. La adecuación estatal debe ser federal, también.
Oportunidad y Forma.
El tiempo para realizar los cambios, es hoy. La destrucción económica –a pesar de su magnitud- es quizás menos lenta y sangrienta que la decadencia cultural. He aquí la urgencia.
En cuanto a la FORMA, muchos intentos para aplicar las teorías del management en el gobierno han probado ser exitosos… Pero, aunque pidan prestadas ideas de los teóricos, los políticos deberían recordar que el gobierno y el management son dos cosas diferentes.
No se puede hablar de un solo tamaño de Estado, ni este puede responder a proporcionalidades nacionales o internacionales uniformes. La reestructuración del Estado, respeta representatividades; dignidades de los protagonistas, características regionales; legítimos intereses y pasa por emplear el principio de subsidiariedad. Ha sido comprobado por países como Alemania; en la descentralización en Francia; receptado Constitucionalmente a niveles provinciales y por “mega instituciones” como la Unión Europea.
Está confundido quien trata de aplicar este principio, equiparando como entidad menor a la familia y como mayor al Municipio. Dependiendo el ámbito -político, económico, social- existen innumerables entidades de distinto grado de complejidad, representatividad, interés, patrimonio o poder, entre la familia y municipio y entre este y Provincia o Nación.
Aplicar el principio supone recrear el tejido social, el “entramado” de diferentes intereses poblacionales que organizadamente traten sus propios temas en coordinación con los del resto de la comunidad. Revivir el Tercer Sector. El individualismo o el colectivismo son enemigos acérrimos de su aplicación. En esa línea de asociativismo solidario, imaginamos colaboraciones a nivel “intestadual”; como los Consorcios de Municipios en Alemania o cooperaciones transfronterizas como Euregio.
¿Cómo hacer la transformación ?
Proponemos:
- Diagnóstico “realista”. Si bien las cuantificaciones de las cifras y datos permiten variedad de análisis mostrando fotografías de la realidad; son para tomar decisiones. Algunas veces el diagnosticador se deja influir por elementos que le impiden tratamientos objetivos.
- Las personas que lo realizan deben estar desapegados de los afectos, tanto de tipo personal como de los provenientes de las funciones que se realizan, para interpretar datos con la frialdad necesaria. Conviene retrotraer los fines para los que se crearon los entes públicos a reestructurar y comparar los resultados obtenidos desde su creación, en el tiempo. Críticamente se deben analizar situaciones a la luz de juicios cuantificados. El diagnostico realista, presupone la desideologización, la liberación de los estereotipos. La ligereza de opiniones no debe acompañar al pensamiento del reestructurador.
- Es importante que se conozca que todo proceso de transformación del Estado (más donde culturalmente la población no está preparada), trae conflictos, en mayor o menor medida. Las reestructuraciones, los cambios dentro del Estado Central, organismos descentralizados, empresas del Estado, los cambios en la actitud política sobre subsidios, concesiones, etc., necesariamente van a ir acompañados -en mayor o menor medida- por conflictos. Estos pueden ser de distinta envergadura.
- Difusión. No es suficiente la voluntad reestructuradora manifestada solo en los medios de prensa. La señal de la autoridad debe estar explícita en: a) propuestas de leyes, decretos regulatorios o ” decretos marco” mostrando el plan que exprese notoriamente el objetivo; b) el perfil del ejecutor designado para transformar es también un mensaje a la ciudadanía y c) tener en cuenta el nivel jerárquico otorgado al que va a reestructurar el Estado. Sumemos adecuada difusión de los procesos en todos los ámbitos, inclusive académicos. Es conveniente la presencia, dentro de del equipo, de un especialista en comunicación.
- Objetivos parciales con definición amplia, permeable a los cambios coyunturales. En esta línea y como novedosa premisa, debe incluirse toda la adecuación tecnológica, la prospectiva referida al equilibrado uso de la IA, etc.
- Apoyatura legal . No significa que deban enviarse proyectos de ley para cada proceso sino que las medidas deben ser respaldadas en instrumentos legales, entre los que pueden contarse, por ejemplo, la misma ley de creación del ente.
- Control de ejecución. En las transformaciones de los Estados puede ser necesario considerar que las concesiones monopólicas o las funciones delegadas -transferidas o descentralizadas a asociaciones de empleados, a vecinos o a productores- tendrán que ser controladas. Algunas por un tiempo hasta que muestren, no solo la factibilidad y viabilidad, sino también la eficiencia en la ejecución de las responsabilidades adquiridas.
- Para transformar es necesario financiar el proceso, aunque el resultado final deba ser evitar el mal gasto. Librar la lucha critica -generadora de conflictos mostrando la decisión política de transformar- sin acompañarla de los recursos suficientes, es crear falsas expectativas. Reiteramos : la reestructuración debe pagarse. Pero, surgen dudas sobre : ¿Cuánto hay que pagar?; ¿es posible hacerlo mas barato? Y ¿Quién deber pagarla?…¿las actuales generaciones o las futuras?; ¿endeudamiento o presupuesto actual?
- Explicitación de la verdad. Una de las mejores maneras de respetar la dignidad de los hombres, destinatarios de los cambios, es mostrar totalmente la verdad. Defendemos esa idea pero también la prudencia para decirla. La forma, oportunidad y medios son tan importantes como el contenido.
- Preparar a los ” receptores“. Hay que preparar culturalmente y financieramente al futuro ejecutor, al reemplazante de las actividades que antes se desarrollaban en otras jurisdicciones públicas. Sintetizando, hay que preocuparse de la capacitación y capitalización de los protagonistas de las transformaciones. Por ejemplo, a nivel municipal, la transferencia de atribuciones a entidades intermedias de funciones de tipo recaudatorio o de actualización de datos catastrales, significarán: cursos y gerenciamiento para la entidad, atribuciones para recaudar, transferencias de tecnología, experiencias y personal, etc. Las descentralizaciones y desconcentraciones van acompañadas por apoyos legales, recursos financieros y medios físicos.
- El personal. Un tratamiento especial merece el proceso de transferencia de personal estatal a entidades privadas o de la economía social. Este tratamiento obedece al hecho que lo que se están transfiriendo son personas, no cosas. Ese traspaso debe ser voluntario, tanto del transferido como del receptor con apoyatura por estatal. Debemos recordar que el principal capital que posee un trabajador es su antigüedad, por lo que corresponde garantizar la misma por convenios.
- Viabilidad de proyectos privados. No conviene bajo ningún aspecto alentar proyectos económicamente inviables. Hay que abortarlos desde el inicio, porque crean falsas expectativas a los trabajadores que dilapidan sus indemnizaciones y su tiempo.
- Soluciones del tercer sector. No es solo cooperativa y mutual la posibilidad de una solución solidaria común, eficaz y eficiente. Hay múltiples figuras de la vida socioeconómica que son adecuadas para mitigar el rigorismo individualista, para poner en acto la potencia de la gente, no solo en sumatoria de sujetos sino también en fortalecidos estamentos de conjunto. Esa rica vida de entidades con sus diferentes fines, aglomeradora de personas y familias, es el entramado social a recuperar y es justamente el ámbito de impulso de una economía sustentable. Es espacio de defensa y crecimiento del bien común. Debemos impulsarlo, participar, reconocerlo, darle atribuciones, enriquecerlo, defenderlo.
¿Quién lo hace ?
Evidentemente que tanto el diagnostico, la discusión y definición del objetivo como el desarrollo del trabajo no pueden ser realizados por una sola persona, ni con el personal que regularmente posee un organismo, llamémosle burocracia estable. Esto debe ser realizado por un equipo.
Este tema es fundamental. Como gran diferencia con el pasado, el grado de escepticismo que tiene la sociedad actual en relación a los dirigentes privados o públicos, amerita la presencia de profesionales, dirigentes, expertos, con alto grado de credibilidad.
De otra manera el avance hacia el objetivo –el orden social- será casi imposible.
[1] Contador Público. Especialista en Economia Social. UNCuyo [2] SITUACION ACTUAL DE LA TRANSFORMACION DEL ESTADO. IDEARIUM. Mendoza. 1992-1996. pag 285 a 318.